miércoles, 25 de mayo de 2011

Poema a la madre

Venga mi viejita, venga aquí, a mi lado,
Quiero que charlemos de cosas, de historias...
las tuyas, las mías, las bellas, las otras... las cosas del alma.
Observo tu pelo color gris plateado,

refleja los años, los años pasados…
Mira esas arrugas, testigos del tiempo...cada una de ellas conoce su dueño...
dime, Viejecita, ¿cuál será la mía?
Sírvame otro mate, con esas manitas…
ellas son las mismas que me acariciaban...
las que me mecían, las que me abrigaban...
las que cocinaban la mejor comida…
y las que arreglaban mi ropa estropeada...
hoy están cansadas, y tímidamente recorren mi rostro,
que apenas distinguen tus pesados ojos...
esos ojos lindos, esos ojos puros...
llenos de esperanzas... colmados de asombro…
Ellos descubrían mi alma apenada,
mis luchas, secretos, angustias. Silencios.
Tú siempre supiste lenguajes del alma...
ése que hoy me sirve para hablar contigo...
el que siempre ayuda a decir las cosas que salen de adentro...